DESARROLLO PERSONAL
Introducción.
1. El autoconocimiento.
1.1. ¿Que es la consciencia?.
1.2. Filosofías para el auto conocimiento.
2. Herramientas para autoconocimiento.
2.1. El desaprendizaje.
2.2. El proceso del desaprendizaje.
2.3. La respiración.
2.4. La meditación.
2.5. Expresión Recreativa.
2.6. Terapia centrada en las soluciones y el cambio.
3. El autoconocimiento como camino a la autorrealización.
4. La autotrascendencia.
5. Referencias bibliográficas.
Autor: Luis Alberto Zafra Aquino. Monitor de Yoga, Doctor en psicología y educación.
INTRODUCCIÓN
Nietzche planteaba la existencia de un “super Yo” una versión magnifica y superior del ser, quizá sin saberlo se estaba refiriendo al desarrollo personal, al igual que Maslow también planteaba la “autorrealización” lo que significa que podemos mejorar nuestras condiciones de vida a través del autoconocimiento. En la realidad, en nuestra vida buscamos desarrollar nuestras habilidades y destrezas en búsqueda de nuestro bienestar, es así como elegimos y decidimos un camino o un proceso de vida.
En mi caso fue el Yoga y la contemplación, esta disciplina ya lo llevo practicando más de veinte años con cierta constancia. Sin duda esta es una disciplina que me aporta bienestar en todos los sentidos, tanto en lo físico, en lo mental, en lo espiritualidad y sobre todo en mi autoconocimiento. La disciplina del Yoga, el arte-terapia, la meditación y otras actividades que he realizado me han ayudado también a conocerme más a mí mismo y buscar mi crecimiento personal.
Con los años se podría decir que he cambiado paulatinamente, quizá hayan sido los últimos tres años los de cambios más significativos, pues tuvimos que enfrentar cambios muy profundos como la muerte de seres queridos y luego la pandemia. Probablemente este compendio de experiencias, mas los libros que he tenido que leer para realizar una tesis doctoral, y los cambios que se han ido dando en todo estos años nos han ayudado a comprender ciertos aspectos que hemos tenido que superar en el proceso. Realizar una introspección profunda, conocer nuestro cuerpo, respirar más conscientemente y la meditación nos ha hecho ser conscientes de nuestra salud mental, de conocer nuestras emociones y saber gestionarlas, siendo estas disciplinas las que nos han llevado a tener una vida más contemplativa.
También hay otros factores que nos han motivado a llevar una vida más contemplativa, factores intrínsecos que están en nuestra cultura y sobre todo en nuestras experiencias de vida. Nosotros (mi pareja y yo) al ser de dos culturas diferentes y al tener también experiencias de vida diferentes hemos sabido complementar ambas formas de vida para tener una convivencia armoniosa. Pues según los preceptos del Yoga, la armonía se encuentra cuando “el equilibrio” está presente en nuestras vidas, sin embargo son nuestras “insatisfacciones” uno de los grandes agentes motivacionales para realizar esta introspección profunda. Insatisfacciones que pueden venir desde nuestra infancia, juventud y vida. Al enfrentarnos a las “insatisfacciones” estamos obligados a conocernos y luego a buscar las herramientas para el auto-conocimiento y así seguir el camino adecuado, siendo importante aceptar nuestros conflictos internos e insatisfacciones personales.
Según la filosofía del Yoga el proceso de vida está en la rueda del “Samsara” que es el ciclo del nacimiento, de la vida y de la muerte. Este ciclo está gobernado por las leyes del Karma (consecuencias de lo realizado) y del Darma (acciones hechas para bien). Donde tenemos una evolución que se da desde los centros energéticos (los “Chakras”), su evolución se va dando cada siete años desde nuestro nacimiento, y según esta filosofía a los 49 años hemos trascendido todos los chakras para volver e empezar, es así como continuamos en el ciclo del “Samsara”. Esta filosofía aplicada a una forma de vida occidental quizá tenga sus limitaciones, porque la filosofía y la religión de la India en su contexto tienen interpretaciones diferentes. Sin embargo, vivimos en un mundo globalizado donde las culturas se entremezclan y pueden influir las unas a las otras. Es así como la filosofía y la forma de vida occidental ha ido influyendo también en las demás culturas.
Para el auto conocimiento son necesarios unos principios filosóficos que se adecúen a nuestra forma de vida y a nuestras creencias y expectativas. Estas no sólo pueden estar dentro de la filosofía occidental, también en otras filosofías. En este contexto la ciencia tiene mucha relevancia para comprender parte de las formulaciones filosóficas en todas las culturas del mundo. En este sentido hay aspectos filosóficos que pueden ir más allá de las explicaciones científicas, aspectos metafísicos que no son fáciles de ser respondidos. Siendo necesario formular herramientas filosóficas, como psicológicas que nos ayuden a respondernos a ciertas preguntas e ir buscando nuestro auto-conocimiento. Estos principios también nos llevan a comprender nuestros procesos de autorrealización y luego a la compresión de los procesos de auto-trascendencia que lo explicaremos más adelante.
1. EL AUTO CONOCIMIENTO
Para conocerse a uno mismo, se requiere del SABER que adquirimos durante toda nuestra vida, dándose de manera espiritual y psicológica. “Nadie se conoce más que uno mismo”. Sin embargo, la naturaleza del auto-conocimiento es “subjetiva”” porque la mente adquiere ciertos sesgos cognitivos que nos hacen evadirnos de la realidad. Por lo tanto para conocernos más es importante acercarnos a la realidad y comprendedla, dudar de nuestros pensamientos nos ayudará comprender la realidad y nuestra mente.
En este sentido puede haber varias realidades, porque la verdad no es completamente absoluta, de alguna manera es relativa; sin embargo a veces consideramos a nuestra realidad y/o verdad como absoluta, no siendo conscientes que nuestra mente nos puede estar mintiendo de diferentes maneras. Para comprendernos esto es importante ir descubriendo o cambiando nuestra verdad (satya), lo que nos llevará a la comprensión de la REALIDAD. El principio de la “verdad” se relaciona con la honestidad, la veracidad, la sinceridad y el no mentir, ni mentirnos a nosotros mismos. Para ello es importante darnos cuenta que hay varias maneras de ver la realidad. Se puede decir que la verdad está relacionada con el conocernos y el comprendernos, y ésta a su vez está relacionada con la “capacidad de darnos cuenta” de la realidad, también la capacidad de ser METACOGNITIVOS (reflexivos), y aprender a “observarnos” lo que nos ayudará a integrar el principio de la “verdad”. De esta manera podremos comprender la realidad y llegar a ser conscientes de todos los aspectos que nos DESEQUILIBRAN, ya sean físicos, mentales, emocionales y/o espirituales.
Otra manera de conocernos a nosotros mismos, es comprender los dos mundos en los que todos nos encontramos (nuestro mundo interior y nuestro mundo exterior). Uno es el que existe independiente de nosotros y que ya estaba antes de que naciéramos y seguirá ahí cuando nos vayamos. Es el mundo que nos rodea o NUESTRO MUNDO EXTERIOR. Hay otro mundo que existe y está en nosotros desde que nacimos, se ha ido creando con nuestras experiencias y nuestra realidad biológica. Es el universo privado de nuestros pensamientos, sentimientos y percepciones, ES NUESTRO MUNDO INTERIOR. Según Ken Robinson (2021, pág 89) conocemos el entorno que nos rodea a través de nuestro mundo interior, mediante los sentidos, con los que lo percibimos y las ideas, con las que les damos un significado. Perfeccionar nuestra vida exterior, no siempre va acompañada de un buen desarrollo de nuestra vida interior. En este sentido tenemos que definir, ¿qué aspectos son parte de nuestra vida exterior y cuáles son parte de nuestra vida interior? ...cuando comprendemos nuestra vida interior nos damos cuenta de que estos aspectos son imperceptibles y/o menos visibles, y son estos los que nos hacen encontrar el verdadero bienestar, pues en realidad no reaccionamos ante la realidad sino a la representación que tenemos de esta. Todo lo que nos ocurre está mediatizado por nuestras experiencias pasadas, expectativas, necesidades y valores, por lo que en muchos casos no es la realidad lo que nos limita o nos da poder sino la representación de esa realidad que hemos elaborado en nuestra mente. Cuando comprendemos realmente esto, tenemos un enorme poder. En definitiva, para llegar al autoconocimiento lo primero que debemos hacer es intentar dejar y/o soltar ideas preconcebidas, también los aspectos que consideramos irrelevantes en nuestra vida y que no nos ayudan a tener un bienestar más profundo.
El Auto-conocimiento en este sentido, es una manera de comprender “todo nuestro ser en su conjunto y conocer la realidad”. En primer lugar, para auto conocernos tenemos que pasar por un proceso por el cual tenemos que “comprender” y luego “desaprender” ciertos patrones que no son necesarios, sobre todo culturales que vamos adquiriendo durante toda nuestra vida. Al soltar ciertos aspectos mentales, calmamos nuestra mente y vamos siendo conscientes, comprendiendo y soltando ciertos aspectos adquiridos y/o aprendidos que no son necesarios en nuestro desarrollo personal, ni para la comprensión de nosotros mismos. Para esto, lo primero que debemos tener en cuenta es que no sólo somos lo que pensamos constantemente, pues en la vida hay otros aspectos importantes que debemos tener en cuenta. Por ejemplo, en la vida hay pocas experiencias, momentos o personas que nos enseñan a “serenarnos” y en nuestras culturas está bien visto ocupar nuestro tiempo, bien con sobrecargas laborales y sobrecargas emocionales, llevándonos todo esto al estrés y la ansiedad.
En este sentido para conocernos y comprender nuestro mundo interior y exterior debemos despertar ciertas capacidades, como la capacidad de “darnos cuenta”, la capacidad de “observación” y la capacidad de poder percibir más allá de lo evidente. Esto nos lleva a despertar nuestra consciencia y/o a ser más conscientes de nuestro entorno y cómo nos comportamos ante todo lo que nos rodea.
1.1. ¿QUÉ ES LA CONSCIENCIA?
En términos de la filosofía budista es el despertar a la verdad. En términos evolucionistas, es el conocimiento de nuestra evolución escrita en nuestros genes. En términos generales la conciencia es el conocimiento de uno mismo y la capacidad para actuar en su entorno, aunque algunos investigadores llaman “consciencia” a un estado con el que interactuamos sobre los estímulos externos, lo que sería la capacidad de darnos cuenta de lo que sucede en nuestro entorno o la atención que ponemos en lo que está sucediendo en el presente, ya sean experiencias nuevas y/o otras que relacionamos con el pasado.
Entonces la CONSCIENCIA tiene que estar ligada a la comprensión de todo nuestro SER en su conjunto (sensaciones corporales, emociones, sentimientos, pensamientos y los sentidos exterioceptivos) y al mismo tiempo la comprensión de nuestro entorno y/o del mundo exterior.
Partimos de que estamos hechos de materia o lo que sería lo mismo, estamos hechos de células, moléculas, partículas, etc, y al mismo tiempo somos un sistema altamente organizado y extremadamente complejo. Podemos decir que no existe un Yo aislado, no existe un lugar donde está la consciencia, y lo que hay es un flujo de conciencia dinámico y cambiante, un flujo que se nutre de las experiencias, que está en el presente y que se queda en el pasado. Dentro de esta complejidad sólo somos conscientes del resultado y/o de la información que nos llega a trasvés de nuestros sentidos y lo que interpreta nuestra mente, no siendo conscientes de los mecanismos que genera ese resultado. Por ejemplo, es importante escuchar las señales del intestino, estómago, el corazón y otros a través de la INTEROCEPCIÓN, que es la información que recibe el cerebro desde dentro de nuestro cuerpo. También hay otra información que recibe el cerebro a través de la PROPIOCEPCIÓN, que es la sensación que tenemos dentro del espacio, como el estar agachados, sentados, acostados y otros. Este último está relacionado con las posturas de Yoga (ASANAS). El sentimiento completo de nuestro SER, no lleva al despertar de nuestra “consciencia”.
En consecuencia, para ser “conscientes” tenemos que comprender todos los aspectos que conllevan la unidad cuerpo y mente o lo que conllevaría a adquirir una CONSCIENCIA PLENA.
El estudio de la consciencia ha sido abordado desde múltiples perspectivas y/o disciplinas. Las más importantes en este momento son la filosofía, la psicología y la neurociencia. Todas estas son un eje de comprensión importante sobre la vida del ser humano en su conjunto. Sin embargo hay filosofías y cosmovisiones que se han ido estableciendo desde el comienzo de la historia de la humanidad. Se trata de ciencias y filosofías muy antiguas como el Yoga, la cosmovisión andina, las religiones y otras que se encuentran en las antiguas culturas.
1.2. FILOSOFÍAS PARA EL AUTO-CONOCIMIENTO
Debido a factores internos y externos, encontramos conflictos internos en nuestras vidas y empezamos a no aceptar las verdades absolutas o las ideas preestablecidas que vienen de la crianza y/o de la cultura. Es así como generamos nuestra propia filosofía de vida o reestructuramos las filosofías que encontramos en nuestro entorno.
La filosofía predominante es la occidental. En un inicio esta filosofía ha estado influenciada por la filosofía griega y por la del Imperio Romano, y más adelante por los dogmas cristianos, siendo en el renacimiento y en los siglos XV y XVI cuando la forma de vida occidental empieza a tener consistencia y se convierte en base para la forma de vida actual. Fue el astrónomo Copérnico, allá por el Renacimiento (siglo XV) quien empezó a formular la idea de que la tierra no es el centro del universo y fue desde ese momento cuando empezó a haber una Revolución Científica. En esta etapa, las ciencias, las artes y el conocimiento empezaron a tener relevancia para la forma de vida que se vive en la actualidad. Es así como la ciencia empieza a tener más valor y fue Charles Darwin con su “Teoría del origen de las especies” que empieza a generar nuevas ideas, que en la actualidad todavía prevalecen.
De esta manera la filosofía occidental deja atrás siglos de creencias y supersticiones e inicia una etapa de observación de la naturaleza y del hombre como parte de ella. En este proceso el empirismo se convierte en un paso importante para el desarrollo de la ciencia moderna y Kant, es el filósofo que realiza la síntesis entre el Empirismo y el Racionalismo y que lo introduce en el mundo filosófico del continente europeo.
A partir de los supuestos filosóficos del pensamiento racional de Kant se construyen las bases del conocimiento científico actual, que se fundamenta en la experiencia objetiva, comprobable en un laboratorio en condiciones controladas, y en una teoría o fórmula matemática basada en la razón. Para Kant el conocimiento metafísico no puede cumplir con los requisitos que exige la ciencia que son la experiencia sensible y la razón pura, y propone que sólo la conciencia moral, que trasciende los límites del conocimiento es la que nos puede permitir el acceso a la realidad metafísica. Esta filosofía basada en el materialismo es consecuencia de una cosmovisión desprovista de espiritualidad, basada en el consumo, la polaridad inevitable de los roles y la ambición por el poder, marcando un punto de vista utilitario y práctico de la vida que deja de lado los valores morales y donde el Ser es el tener.
En cambio el Yoga y su filosofía explican el mundo desde múltiples miradas. Yoga significa alinearnos con nuestro Yo más profundo y con la naturaleza, a través del Yoga buscamos cesar las modificaciones de la mente para ver el verdadero y original ser. El Yoga mira al ser como niveles y/o capas, llamadas Koshas, cuando estas no están en equilibrio, no hay armonía y por ende pueden aparecer enfermedades y sufrimiento y estos niveles en su conjunto son:
Annamaya, que es la envoltura física, el cuerpo real, que depende del alimento (anna) para su nutrición.
Pranayama, que es la segunda parte del cuerpo físico, que se compone de la energía vital que fluye a través del cuerpo. A veces también se llama «el cuerpo energético o respiratorio».
Manamaya, que es la primera parte de la mente. Representa al intelecto, razón y memoria.
El Vijnamaya, representa el área más sutil del ser o la mente superior, esta es la mente que discierne, lo que a veces llamamos intuición y sabiduría.
Anandamaya kosha, representa la dicha espiritual verdadera. Siendo el Prana la fuerza de la vida o la energía vital, se mueve entre todas estas capas y las mantiene conectadas.
Para alinear la koshas Patanjali creo un método o un proceso, a través de éste se busca el equilibrio y la armonía que se da a través de ejercicios llamados Asanas, con estos ejercicios aprendemos a conducir el prana y calmamos la mente; las respiraciones llamados Pranayamas son ejercicios que nos ayudan a controlar la respiración para que el prana circule a través de todas las kochas. De esta manera se llega a la liberación de los sentidos llegando a los Antarangas que son: Dharana que es centrar la mente en un objeto o pensamiento (visualización), Dhyana que es la consciencia del cuerpo, la mente y lo que es esta alrededor nuestro llegando a una calma completa (meditación), de esta manera se llega al despertar de la consciencia, llegando a canalizar la energía (prana) de nuestro ser con la energía de la naturaleza y el universo.
Otra cosmovisión que tiene un cierto parecido con la cosmovisión del Yoga, “es la cosmología andina”. Por ser peruano desde niño he tenido conocimiento de esta cosmovisión, ya que está integrada en la cultura popular. Sin embargo no se le da demasiada importancia en Perú porque la cultura occidental predomina en las ciudades, y nosotros (mi familia y yo) y la mayoría de los ciudadanos del país, emigramos a la ciudad dejando las costumbres de los pueblos. Ahora, y después de años, el Yoga y su conocimiento me han hecho interesarme por mi cultura autóctona.
En la cosmología andina también están muy presentes las energías, al igual que en la filosofía del Yoga. En la cultura andina también se observa al ser en niveles, los llamados “pocpos”, que son niveles que están en todo nuestro ser:
El primer nivel en esta cosmovisión es el “KURKU” o cuerpo físico.
SAMI sería el segundo cuerpo energético. Sería la energía refinada que tiene el cuerpo.
El siguiente nivel o cuerpo energético es HUCHA. Es la energía pesada y esta sería una energía que sólo la producen los seres humanos a través de sus pensamientos y emociones.
Todas estas energías están envueltas en una burbuja energética llamada CAUSAY POCPO, que es una energía que está en contacto y en reciprocidad con las energías de la naturaleza y el cosmos.
En la cosmovisión andina son dos las energías más importantes, por considerarse una más pesada (Hucha) y otra más liviana (Sami), relacionadas con las relaciones e interrelaciones que nos llevarían a la armonía con entidades energéticas semejantes o diferentes. En esta cosmovisión se reconoce las diferencias inherentes y se preserva la individualidad, considerándose que cada energía está en diferente vibración. Como ejemplo la energía masculina y femenina.
Estas energías se relacionan o se armonizan entre entidades semejantes y esta relación se llama “Masintin” o la armonización entre energías diferentes llamada “Yanantin”, estando todos/as sometidos continuamente a innumerables intercambios de energía.
El todo filosófico de estos conceptos están en los tres mundos: el Hanan pacha (donde está Sami), el Cay pacha (aquí está Sami y Hucha) y el Ucu pacha (donde hay sólo Hucha). Es así como la cosmología andina también aporta herramientas para conocer nuestro ser y tener un conocimiento más profundo de nosotros mismos y del entorno.
Todas las cosmovisiones o filosofías son importantes y nos ayudan a conocernos en mayor profundidad. Todas tienen en común la importancia del desarrollo de nuestra “voluntad” que es una facultad humana muy importante que nos va a ayudar a avanzar o a parar cuando sea necesario. La voluntad, está regida por nuestra fuerza interior y por las decisiones y experiencias que hayamos tomado a lo largo de nuestra vida.
2. HERRAMIENTAS PARA EL AUTO-CONOCIMIENTO.
2.1. LA VOLUNTAD
Es una facultad humana o una capacidad que permite al ser human gobernar sus actos, decidir con libertad y optar por un tipo de comportamiento determinado. A través de la voluntad somos conscientes de las decisiones y nos damos cuenta si éstas están tomadas por “ego” o necesidad de reconocimiento, o por nuestra sabiduría interior. A través de la voluntad no nos dejamos llevar sólo por los deseos, pues desear algo puede ser pasajero, momentáneo o esporádico, sin continuidad, es algo que asoma en el escenario de los intereses y luego se difumina. En este sentido es la voluntad la que me lleva a tomar conciencia de aspectos de mi ser que no quiero enfrentarlos o que los estoy evadiendo. Es la voluntad la que me ayuda al “desapego” o a buscar desaprender ciertos aspectos de mi vida que no son necesarios para mi crecimiento personal. Es así como el desapego y/o el desaprendizaje se hacen tan importantes para el crecimiento personal.
La voluntad es la que nos lleva a tener conciencia de la situación en la que nos encontramos y nos ayuda a elegir con sabiduría. En el crecimiento personal, la voluntad es uno de los tres aspectos importantes; los otros dos son: la afectividad y el conocimiento. Los tres juntos, “voluntad, afectividad y conocimiento” nos llevan a comprender las alternativas que tenemos y de esta manera tomar decisiones adecuadas que me lleven a mi crecimiento como persona. Estos tres aspectos también nos llevan a ser conscientes de la importancia de la reflexión para ver los “pro” y los “contra”, y así dejarnos llevar más por los estímulos internos de la intuición.
2.2. EL DESAPRENDIZAJE.
Si queremos soltar, desapegarnos de lo que no necesitamos, tenemos que tomar consciencia de aspectos innecesarios y aprendidos durante nuestra vida o a los que estamos condicionados por nuestra crianza y/o cultura. También tenemos que ser conscientes de que nuestra mente crea sesgos cognitivos que pueden llegar a confundirnos sobre la realidad.
Es así como el “desaprender” se convierte en una herramienta para poder soltar aspectos innecesarios en nuestra conducta y/o personalidad. Al desaprendizaje también se le puede llamar “deconstrucción” que es un proceso de inversión de los significados que en algún momento aprendimos, o lo que es lo mismo, deshacer analíticamente algo para darle otra estructura. En palabras de Derrida (2011), desestructurar o descomponer, incluso dislocar las estructuras que sostienen la arquitectura conceptual de una determinada idea, eso es, deconstruir.
Por lo tanto, para desaprender lo primero que debemos hacer es, introducir la duda en la estructura del pensamiento y las representaciones simbólicas. Esto implica hacer una fuerte crítica a las verdades establecidas en nuestra mente. Lo que debemos aspirar con el desaprendizaje es a establecer un diálogo con nuestro mundo interior para reestructurarlo y buscar nuestro bienestar. El desaprendizaje nos invita a detenernos, a mirar hacia otro lado y tomar al propio pensamiento como una opción de múltiples posibilidades, o lo que es lo mismo, ver desde otro plano y romper la mirada binaria y disyuntiva del mundo, o lo que sería ver la unión del cuerpo y la mente, y ya no separados el uno del otro.
Para romper esa mirada disyuntiva, es importante comprender que como seres humanos podemos vernos desde nuestras individualidades o nuestro mundo interior, y también podemos vernos de manera colectiva o lo que sería lo mismo, desde las interrelaciones que tenemos con nuestro mundo exterior. En este sentido, podemos decir que tenemos un cuerpo físico, que no está separado de “la mente” y su estructura basada en los pensamientos, ideas, razón y memoria. Tampoco estamos separados de una parte más sutil del ser humano que es “la intuición y las sensaciones extrasensoriales”. Como vemos, esta unidad cuerpo-mente-intuición, también tiene múltiples planos desde los cuales podemos mirarlos y que son: las sensaciones físicas, las emociones, los sentimientos, las ideas, los recuerdos, las sensaciones extrasensoriales, las costumbres y más.
Quizá la ciencia y la filosofía occidental separan al ser y a la razón, al cuerpo y a las emociones, y no tiene una mirada integral de ver el “ser” como un todo. Sin embargo el Yoga, la cosmología andina y otras filosofías ven al ser de manera integral y también lo relacionan con el mundo interno y externo. Estas otras maneras de ver el ser en su totalidad, nos llevan a romper nuestra manera disyuntiva de ver nuestro ser y nuestro entorno y es así como podemos ampliar nuestros conocimientos con el objetivo de conocernos y comprendernos. En la actualidad y a nivel científico es la “física cuántica” la que intenta comprender las energías y como interaccionan con el entorno.
2.2.1. EL PROCESO DEL DESAPRENDIZAJE es un proceso que no tiene final y no se da de forma lineal sino en espiral (Medina, 2007). Lo que quiere decir que conforme vamos desaprendiendo, pasados los años habrá menos aspectos de nuestra vida que desaprender.
El primer paso, que tengo que hacer es empezar a preguntarme: ¿qué es lo que quiero
desaprender?... o lo que es lo mismo, darme cuenta, de lo que me desequilibra y desestabiliza mi bienestar. Lo que tengo que hacer en plantearme qué aspectos de mi vida me producen insatisfacción y bajo qué ideas, creencias, experiencias, recuerdos, acciones, sentimientos, actitudes y otros se apoyan. Luego tengo que ser consciente, de dónde y cómo los aprendí y cómo hago uso de estos aprendizajes. Esto no significa que tengo que juzgarme a mí mismo/a, pues el juicio a uno/a mismo/a es una manera de culpabilizarnos y la culpa es un sentimiento en la mayoría de veces negativo.
Como segundo paso, tengo que sentir la necesidad de deconstruir ciertos aspectos de mi práctica y/o mis acciones. Hay que ser consciente que en ocasiones no es fácil tomar conciencia de la necesidad de deconstruir, ni de identificar aquellos aspectos de la práctica que deben ser desaprendidos. Aunque frecuentemente estas prácticas se manifiestan en forma de conflicto personal. Es importante remarcar que lo que tenemos que hacer es, mirar de manera crítica y reflexiva nuestras acciones y/o prácticas. Por último no hay que ver a este proceso como un experimento o una experiencia interesante sin más, se trata de una “búsqueda reflexiva” para trasformar nuestra vida y buscar nuestro bienestar.
Como tercer paso y como un ejercicio de auto conocimiento, lo que tenemos que desarrollar es la apertura de la conciencia sobre los procesos del pensamiento. Para desaprender y/o deconstruir debemos de ser conscientes de lo que queremos cambiar en nuestro pensamiento, práctica y/o acción. Esto no es un acto de pensar en algo o alguien, lo primero que tenemos que dejar es dejar el pensamiento y dar paso a la concentración (bajar al cuerpo, los sentidos y las sensaciones). Cuando calmamos el dialogo interno surge la “reflexión” o el verdadero significado de lo que quiero cambiar o comprender, y también baja la frecuencia en el sistema de pensamientos. Otro concepto que podríamos utilizar es ser “metacognitivos”. En este sentido, lo que debemos hacer es dejar que surjan las emociones, lo que nos ayudará a observar de manera retrospectiva lo que hemos ido construyendo o aprendiendo y también empezaremos a ser más conscientes de los aspectos que me generan conflictos interiores, que luego afectan a mis acciones o a mi día a día.
Dado que lo que buscamos es solucionar nuestros conflictos interiores para nuestro bienestar, el desaprendizaje nos ayudará a reestructurar ciertos patrones de conducta y/o comportamiento. Para esto tenemos que aprender a percibir nuestras emociones y sentimientos e ir observando también como éstas se interrelacionan con el cuerpo y al mismo tiempo como también se interrelacionan con el mundo que nos rodea. Si miramos al cuerpo como un sistema complejo, con actividades complejas y a la mente como parte de éste, podremos también comprender que así como ejercitamos el cuerpo para ser más conscientes, también lo podemos hacer con la mente, siendo las emociones el impulso que nos mueven para el cambio. De esta manera comprendemos que los elementos a desaprender, no sólo están en la mente, también en el cuerpo y en el conocimiento de nuestras emociones y sentimientos.
Si aprendemos a articular cuerpo-mente, comprenderemos también que nuestra mente ayudada por nuestros sentidos interpreta y reinterpreta el mundo exterior. En este sentido, puede haber varias representaciones y/o interpretaciones. Es así, como podemos hacer una nueva representación o una reinterpretación de lo que queremos desaprender. Al deconstruir, vamos construyendo nuevamente y esto se logra a través de la concentración, la reflexión y la meditación. También se hacen uso de otras metodologías, enfoques, teorías y prácticas para poder comprender los elementos a desaprender. Lo que se trata es de identificar y desmantelar los elementos considerados no pertinentes.
Con una mente en calma y un cuerpo consciente la reestructración se va dando de manera espontánea. Este es un momento de gran intensidad creativa y productiva, en el plano físico, intelectual y personal. Se empieza a crear algo nuevo en lo ya conocido. Se mantiene lo que es válido incorporando lo aprendido en el proceso. A partir de aquí se empieza a concretar todo lo aprendido en acciones, siendo más conscientes de la realidad y comprendiendo nuestro proceso de vida.
Esta nueva práctica tiene que estar de acuerdo con el equilibrio y la armonía que iré ganando con cada desaprendizaje. Lo único que se necesita para seguir es “voluntad y conciencia”, lo que me llevará a nuevos compromisos conmigo mismo y con los demás sin perder el equilibrio entre mi mundo externo e interno. Este proceso de cambio me llevará a una transformación permanente, convirtiéndome en una persona reflexiva e introspectiva y sobre todo con un conocimiento verdadero de nuestro interior y del mundo que nos rodea. El resultado, es ser una persona afectuosa, con más conocimientos, con mejores experiencias, más consciente, empoderadas, compasivas y con otros valores saludables.
2.3. LA RESPIRACIÓN.
La respiración en sí misma es “un gesto” que implica varios órganos y más de un sistema. Este gesto no sólo implica llevar oxigeno a nuestros pulmones, también puede utilizarse para otros fines como: cantar, suspirar, relajar, modificar el tono corporal, sentir el dolor o el placer, modificar la postura y más.
Normalmente este gesto es automático, sin embargo de manera natural no movilizamos algunos músculos, que nos ayudarían a mejorar nuestra respiración, como el “diafragma”. En el Yoga por ejemplo, la respiración es fundamental y es objeto de aprendizaje y conciencia.
Lo primero que debemos hacer es tomar conciencia sobre la inspiración o la inhalación en sí misma, que nos hace conscientes de movilizar músculos y órganos del abdomen y los pulmones. Si ponemos atención en el diafragma observaremos que en su descenso se encuentran numerosas resistencias, desde los mismos pulmones hasta la resistencia eventual del abdomen. Sin embargo al ser un músculo, éste se puede movilizar y entrenar, pudiéndose realizar las inspiraciones diafragmáticas de múltiples maneras y combinaciones.
El siguiente paso para la “inspiración” es la apertura costal, que es el aumento del diámetro de la caja torácica y la elevación de las costillas. Elevándose hacia los lados y hacia adelante movilizando también el esternón.
Cuando inspiramos y espiramos no es el diafragma el que hace el trabajo, contrariamente de lo que podamos pensar, son los músculos respiratorios y el tejido elástico pulmonar los que abren y cierran los pulmones. Es así que cuando hacemos una apnea en lleno, son los músculos inspiradores y el tejido elástico pulmonar que se mantiene en posición abierta, trabajando en contracción estática o isométrica.
En la espiración por otro lado, el elástico pulmonar fuertemente estirado vuelve sobre sí mismo y los músculos que trabajan en la inspiración se relajan. Cuando hacemos una inspiración fuerte, igualmente la contracción del diafragma será mucho más fuerte, en este sentido el diafragma sólo interviene como un dosificador de intensidad. La espiración sigue y las costillas vuelven a bajar y se cierran, el abdomen desciende hacia la pelvis utilizándose los músculos abdominales.
En todo este proceso debemos buscar concentrarnos, esta es una manera de poner atención en nuestra respiración. Una segunda manera de adquirir concentración, es poner atención en las apneas que se pueden realizar tanto en la inspiración, como en la expiración y las sensaciones que estas conllevan tanto para el cuerpo, como para la mente. Otra es poner atención en las sensaciones físicas o lo que llamamos la escucha interior. Las sensaciones físicas y mentales se pueden hacer desde la concentración y también desde las apneas. Por lo tanto, tenemos que poner atención en la “inspiración y la expiración”. Cuando hacemos apneas al lleno acompañadas de la inspiración, las sensaciones que se pueden tener es la sensación de expansión, de energetización, de extensión, de llenarse, de cargarme de energía, de embotamiento, de quietud que ayuda a visualizar y de plenitud. En la expiración en cambio, se pueden tener sensaciones de agobio, vacío, solidez, de neutralidad y de finalizar y comenzar algo nuevo. Todas estas sensaciones nos pueden llevar a diferentes emociones y sentimientos.
2.4. LA MEDITACIÓN
Para meditar lo primero que debemos buscar es estar presente EN EL AQUÍ Y EL AHORA o lo que es lo mismo, EN EL MOMENTO PRESENTE aunque éste es un concepto subjetivo ya que en muchos aspectos vivimos desde nuestra memoria, que son los recuerdos que se quedan grabados en el “inconsciente”. Por lo tanto de manera inconsciente nuestro cerebro y/o mente utiliza el recuerdo para tomar decisiones o realizar actividades. De esta manera la mente suprime aspectos no importantes para nosotros y se ayuda de la memoria, prestando sólo atención a aquellos aspectos o actividades consideradas más importantes. Según los neurólogos la mente consciente está limitada al córtex cerebral y es la que gasta hasta un 20% de energía. Esta parte del cerebro es la que nos define y a través de ella nos conceptualizamos constantemente, a través de ella también nos identificamos con pensamientos e ideas establecidas. Sin embargo, lo que pensamos de nosotros mismos no nos define en la realidad, éstos sólo son conceptos que no logran abarcar nuestra verdadera esencia. Esos pensamientos y nuestro diálogo interno son como ruidos que no nos dejan conectarnos con nuestra verdadera esencia.
Para calmar nuestro ser lo primero que debemos hacer es desarrollar la capacidad de “observación y contemplación”, y éstos son actos de creación que trascienden nuestras limitaciones inherentes del pensamiento. Lo siguiente es el desarrollo de la capacidad de “desapegarnos” de lo innecesario y tomar conciencia de nuestro día a día, o lo que sería lo mismo “no resistirnos al cambio”. Lo siguiente es aprender es a MEDITAR
En este sentido hay que hacernos una pregunta: ¿qué es meditar? ...el diccionario nos dice que, meditar es pensar y considerar un asunto con atención y detenimiento para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión. Otro concepto que nos da el diccionario, meditar es orar mentalmente sobre un tema religioso o trascendente.
Para nosotros la meditación es innata, pues todos/as en algún momento del día tenemos un momento de contemplación. En algún momento del día enfocamos nuestra atención sobre algo que nos interesa y nos olvidamos de todo. Nos concentramos tanto que nuestra mente se desconecta de los juicios y concesiones, y vivimos el momento presente.
En consecuencia, para meditar es importante desarrollar e incrementar la facultad (psicológica y/o espiritual) de conciencia plena, que es el incremento de la atención plena en nuestra vida diaria.
La conciencia plena significa prestar atención completamente a una cosa, para ello tenemos que relajarnos, concentrarnos, poner atención y darnos cuenta realmente de lo que estamos haciendo. Lo opuesto, es hacer varias cosas a la vez.
Por lo tanto, uno de los objetivos de la MEDITACIÓN sería el desarrollo de nuestra atención, y para desarrollar nuestra atención lo primero que debemos tener en cuenta es ser conscientes de: Las sensaciones corporales - Ejemplo: observar la sensación del aire entrando y saliendo por la nariz y/o las sensaciones que nos dan los sentidos. Las emociones - Ejemplo: sentimiento de compasión o amor. Los pensamientos - Ejemplo: visualizar un plácido atardecer de una playa desierta. Y las acciones - Ejemplo: atención plena en un lento caminar.
Otro objetivo de la MEDITACIÓN es el autoconocimiento. En este sentido hay que saber, que gran parte de los datos procesados por la consciencia permanecen inaccesibles, son inconscientes, lo que quiere decir que de manera consciente sólo podemos utilizar una pequeña parte (5% o 10%). Otro aspecto que hay que saber es que nuestra mente es interpretativa y nos puede mentir (los llamados sesgos cognitivos), interpreta según nuestras experiencias del pasado. En estas circunstancias tenemos que fiarnos de nuestro cuerpo y nuestros sentidos. Que es lo que Damasio (1994) denomina “marcadores somáticos”. Lo que significa que conocernos a notros mismos es saber comprender cómo funciona nuestro organismo en su conjunto, al igual que comprender el mundo en sus diversas formas.
Gracias a los neurólogos hoy sabemos que hay profundas interrelaciones entre el cerebro, el intestino, el corazón, la respiración, las bacterias, los músculos, las articulaciones y hasta la posición corporal. Por lo tanto para conocernos más, las primeras preguntas que debemos hacernos son las siguientes: ¿puede afectar lo que comemos a nuestras emociones? ...¿puede la postura afectar a nuestra memoria o a nuestra toma de decisiones?...¿en qué medida nuestros latidos del corazón o nuestro parpadeo afectan a nuestras percepciones? ...¿lo que percibimos es real o no es real?... Estas preguntas iremos contestándolas a través de la meditación y a través de otras formas de expresión.
2.5. EXPRESIÓN RE-CREATIVA
La palabra expresión, etimológicamente deriva de “expremiere”, que significa hacer salir presionando. El sentido originario de expresión es el movimiento de sacar al exterior presionando hacia afuera: ideas, experiencias, vivencias, fantasías, energías, emociones, sentimientos, gestos, impresiones, sensaciones y otros. En este sentido una de las primeras maneras de expresarnos es la palabra, lo que nos ha llevado al estudio del pensamiento y el lenguaje. Se puede decir que todos podemos expresarnos en un primer plano a través del lenguaje, sin embargo también hay otras maneras de expresarnos, siendo estas expresiones terapéuticas que nos ayudan a dejar salir lo que nos atormenta.
Como adultos lo que debemos buscar es recrear nuestra expresión, sin dejar de tener en cuenta que el acto expresivo se basa en un movimiento de doble dirección: del mundo exterior hacia la persona (impresión) y de la persona hacia el mundo exterior (expresión). Es así que sólo podemos expresarnos si nos dejamos impresionar - voluntariamente o no- por lo que nos rodea o interpela.
Al buscar una expresión re-creativa lo que buscamos es desarrollar “la capacidad de descubrir y/o darnos cuenta”, que está asociada a la flexibilidad perceptiva, que permite ver las relaciones entre elementos que existen para formar un nuevo elemento. Esta capacidad nos permite descubrir nuevas realidades, y para ello necesitamos las capacidades de empatía e intuición hacia el entorno, los cuales nos permite captar la esencia, las posibilidades, las oportunidades y necesidades, que ayudan a crear alg totalmente nuevo que transforme la realidad. Esta re-creación estaría impulsada por un fuerte deseo de cambio y la búsqueda de contacto con nuestras emociones.
Es Panksepp (1998, 2011) quien identifica siete circuitos afectivos básicos (sistemas emocionales) en el cerebro de los mamíferos, situados a nivel sub-cortical, representados por emociones básicas. Todos estos empujan al movimiento para dar respuesta a nuestras necesidades. Es así como la curiosidad, el juego, el temor, la ira, el deseo sexual, el pánico y la empatía nos despiertan emociones creativas que activan ciertas hormonas que ponen en marcha nuestro sistema neurológico y activan las capacidades conductuales (movimiento), llevándonos a la acción para así cubrir la necesidad concreta y buscar el equilibrio.
En este sentido buscaremos expresarnos libremente desde el movimiento, el baile y las expresiones plásticas, que son formas de expresión que crean y recrean, activando nuestros sistemas emocionales para de esta manera expresar nuestras necesidades y solucionar nuestros conflictos.
2.6. TERAPIA CENTRADA EN LAS SOLUCIONES Y EL CAMBIO
Esta es una herramienta psicológica que nos ayuda a nuestro auto-conocimiento, desde el punto de vista de corroborar las soluciones y los cambios que se irán dando desde la aplicación de las otras herramientas. El objetivo terapéutico desde la teoría del cambio consiste en ampliar los aspectos satisfactorios que hemos ido descubriendo al tomar la decisión de solucionar nuestro conflicto interior, es decir, en ampliar las soluciones eficaces y resaltar aquello que es satisfactorio en nuestra vida y lo que aporta beneficios a nuestras familias.
Steve de Shazer, es el impulsor de este enfoque terapéutico, desarrolló su trabajo desde 1978 en el Brief Family Center de Milwaukee y lo hizo desde la psicología sistémica.
De hecho, desde este enfoque se consideran los problemas y/o los conflictos como parte esencial e inevitable del desarrollo humano. El ciclo vital supone afrontar innumerables dificultades, algunas más normativas o generales (p. ej., el control de esfínteres, conseguir independizarse de los padres, (el nido vacío) y otras características que son algunas evoluciones familiares (duelo, divorcio, enfermedad, etc.), pero al fin y al cabo naturales, propias de la vida. Estas dificultades se van resolviendo (o aceptando) de forma también natural, con los propios recursos de la persona que las afronta con la ayuda de la familia o de otras personas de su medio o red social. En este sentido sin establecer ningún tipo de juicio sobre la corrección de la solución aplicada, lo que se intenta ampliar son las soluciones eficaces y también romper el círculo intentando que se apliquen soluciones que no sean “más de lo mismo” y no entren en el mismo circuito de retroalimentación, más que actuando sobre la dificultad misma. De esta manera una dificultad puede ser superada fácilmente con los propios recursos que tiene una persona, al igual que se han ido superando las otras dificultades evolutivas.
De este enfoque terapéutico tomamos ciertas estrategias que nos ayudarán a corroborar los cambios y las soluciones tomadas:
1. Hay que tener una definición operativa de los objetivos que pretendemos conseguir con la resolución de nuestros conflictos internos y el auto-conocimiento. En nuestro caso es el “desaprendizaje”.
2. Buscar los indicios concretos que permitan reconocer el logro de las metas que nos hemos propuesto y como esto ayuda a nuestros familiares, a personas significativas de su entorno vital. Para ello, se puede preguntar: «¿En qué noto que ya no estoy deprimido? ¿Qué conductas me indican que ya no estoy obsesionado? ¿Cómo lo va a notar su esposa u otros familiares? ¿Y mis amigos/as?»
3. Iniciar la solución mediante el cambio mínimo. Preguntándonos: «¿Cuál será la primera señal de que las cosas van por buen camino?» y confiamos en que los cambios se irán dando, o lo que denominan «efecto de alas de mariposa» (O'HanIon, 1990). De esta manera asumimos el cambio, la solución del conflicto, aumentando su eficacia para solucionar las dificultades que le van surgiendo. Preguntándonos: «¿Qué nos indica que las cosas siguen por buen camino?
4. Para alcanzar este objetivo Shazer (1989) propone un modelo de toma de decisiones que permite al “monitor” saber cómo ha de ser la intervención y como se está llevando el proceso. En este sentido, el modelo recomienda lo siguiente: a) si la respuesta es literal, es decir, si cumplen lo prescrito, se continúa con tareas directas; b) si los clientes modifican la tarea, se elaboran tareas indirectas o modificables; c) si hacen lo opuesto, se diseñan tareas que incluyan la posibilidad de hacer lo opuesto, de forma que se produzca el cambio deseado; d) si la respuesta es vaga, se recomiendan tareas vagas y/o relatos metafóricos; e) cuando no hacen nada, no se sugieren tareas o se prescriben tareas paradójicas.
5. Las preguntas deben generar información sobre las facetas fuertes y los recursos que tiene el paciente.
6. Se encauza el lenguaje del cliente hacia el cambio perceptivo y conductual. Puede cambiarse el uso del tiempo verbal; por ejemplo, después de que el sujeto menciona «tengo dificultades para tomar decisiones...» el monitor puede decir «así que ha estado teniendo dificultades para decidirse respecto a...», y etc.
De esta manera se formulan preguntas «presuposicionales», que presuponen la existencia de una solución eficaz. Estas preguntas deben formularse de manera que se impida al sujeto responder con un «sí» o un «no». Por tanto, en lugar de «¿pasó alguna cosa positiva?», se pregunta «¿qué cosas positivas sucedieron?». En lugar de «¿ha hecho alguna vez algo que funcionara?», se pregunta «¿qué cosas ha hecho en el pasado que hayan funcionado?» (O'Hanlon, 1990). Estas preguntas además inducen el cambio, de forma que en su formulación queda de manifiesto que existe un futuro sin el problema. Por ejemplo, se puede preguntar a un chico con fracaso escolar y falta de asistencia al colegio: «Cuando asistas normalmente a clase y mejores tu rendimiento escolar, ¿quién será el primero en felicitarte por ello?»
8. El monitor así establece y subraya aquellas estrategias eficaces de solución de problemas que los clientes aún no han advertido o han considerado como casualidades y les ayuda a determinar, mediante una planificación conjunta, qué necesitan hacer para mantener y ampliar los cambios inherentes en las mismas.
En este enfoque hay ciertas técnicas de intervención que nos ayudarán sobre todo cuando empecemos a soltar a través del “desaprendizaje” ciertos conflictos planteados y cuando visualicemos la solución de nuestros conflictos al meditar.
Por ejemplo:
1.-Si tengo un conflicto con mi pareja y visualizo la discusión, puedo llevar la discusión hacia una habitación de la casa en la cual me sienta cómoda/o, de esta manera puedo cambiar la discusión hacia un ambiente más relajado, comprender los elementos que me llevan a discutir y cambiar mi emoción.
2.- Añadir un elemento nuevo. Por ejemplo, si el problema consiste en comer compulsivamente, puedo visualizarme comiendo con mis zapatos favoritos, el objetivo es el mismo, cambiar mi emoción y me sensación mental que me lleva al conflicto y a lo negativo.
3.- Cambiar el orden de los elementos. Al visualizar una discusión se puede cambiar el orden de las personas. Si me visualizo discutiendo con mi hijo/a, me visualizo como su estuviera discutiendo con mi padre y/o madre. De esta manera busco la empatía y ponerme en los zapatos del otro/a.
4.- Descomponer la secuencia sintomática en elementos más pequeños. Si el problema estriba en continuas peleas entre dos personas, se puede visualizar la discusión en periodos cortos, visualizar la discusión y luego visualizar algo agradable y así sucesivamente.
5. Unir la aparición del problema a la de alguna actividad gravosa. Si el conflicto una obsesión por un antiguo novio/a, visualizo la obsesión y luego me visualizo levantándome a las cinco de la mañana para irse a hacer deporte durante dos horas, uno mi conflicto hacia una actividad que me gusta, pero que me cuesta realizarla de esta manera llevo mi emoción hacia la voluntad.
Todas estas técnicas me llevan a mi autorealización como una persona integral y espiritual.
3. EL AUTO CONOCIMIENTO COMO CAMINO A LA AUTOREALIZACIÓN
En este proceso de autoconocimiento en nuestra perspectiva está la “autorealización”, que es una tendencia básica que tenemos todos y que consiste en potenciar nuestras capacidades con el fin de crecer como personas. La autorrealización al ser una aspiración busca la trascendencia y es experimentada por las personas con inquietud y con carencia de satisfacciones. Por lo tanto puede verse como una necesidad, es Maslow (1983, 1991) quien identifica a la autorrealización como una madurez personal, ligada a las necesidades de crecimiento o meta-necesidades. Se supone que el ámbito de la motivación humana se halla regido por un principio organizacional de orden jerárquico, de modo que las necesidades de crecimiento – totalidad, perfección, cumplimiento, justicia, vida, simplicidad, belleza, bondad, singularidad, facilidad, juego, verdad, modestia – conducen a la autorrealización, que están situadas por encima de las verdades fisiológicas y de seguridad, esto se puede observar en la pirámide de Maslow.
A juicio de Maslow, raramente se alcanza ese estado final de crecimiento personal denominado “autorrealización”. La mayoría de los seres humanos funcionamos prácticamente todo el tiempo a un nivel inferior de la autorrealización, él mismo expresó que la perfección no es un atributo aplicable a los seres humanos.
Otra extendida idea de autorrealización es aquella que la define “como plenitud o consumación del curso de la vida humana”. Esta idea la propone Charlotte Buhler (1962), preocupada por delimitar qué es lo que constituiría una vida culminada o malograda a partir del balance de la vida que cada persona va realizando a lo largo de su trayectoria. Esa vida consumada, esa vida culminada, ese sentimiento de plenitud o consumación presupone que las personas han potenciado las tendencias básicas de la vida, que son: tendencia a la satisfacción de las necesidades (necesidades de supervivencia), tendencia a la adaptación autolimitativa (ponerse límites a uno mismo o evitación, precaución o ceder), tendencia a la expansión creadora (impulso hacia los cambios y al placer), tendencia al mantenimiento del orden interno (equilibrio entre el orden interno y externo). Aunque cada sujeto haya favorecido una u otra tendencia, incluso fracase en la completa satisfacción de todas, la idea de consumación del curso de la vida viene a significar plenitud de lo vivido o lo que llamaríamos el envejecimiento satisfactorio.
En la misma dirección de Buhler, Viktor Frankl (1988) habla del concepto de voluntad de sentido, que viene a significar el esfuerzo que realiza el sujeto por hallar un significado a la propia vida, sentido que ha de descubrir y cuya plenitud debe alcanzar. Para Frankl, la voluntad de sentido constituye la fuerza motivacional primaria en el hombre. Para este autor la genuina peculiaridad de la vida humana es la “autotrascendencia” que se pone de manifiesto cuando buscamos auto-realizarnos, esto se produce según Frankl, no como finalidad de todo ello, sino de un modo espontáneo, cuando buscamos trascender nuestra individualidad hacia otro/a, hacia un proyecto u obra o hacia algo espiritual. Los conceptos de autorrealización como cumplimiento del curso de la vida (Bühler) o como voluntad de sentido (Frankl) subrayan la dimensión propositiva de la persona como necesidad existencial. Ni hay elevados grados de autorrealización, ni se puede hablar propiamente de felicidad como una consecuencia de la misma.
Otra idea de autorrealización la aporta Rogers (1984), y la entiende como un proceso que se actualiza en el encuentro entre personas. Lo que propone es, la importancia del proceso, que lo convierte en persona integral, que puede con el tiempo acabar en la autorrealización. No se trata de un estado fijo, homeostático. La persona que funciona integralmente, según Rogers, está “abierta a la experiencia”, sus constructos cognitivos son flexibles y cambiantes, susceptibles de modificación sobre la nueva evidencia proveniente de la vivencia interna, conformando una suerte de tendencia hacia el “vivir existencial”. Se trata de alguien que acepta la responsabilidad de su comportamiento, que se acepta a sí mismo y a los demás, capaces de adaptarse singularmente a las cambiantes circunstancias de la vida. La persona que funciona integralmente, según Rogers se halla inmersa en un proceso vital que más que un destino es una orientación hacia la autorrealización.
4. LA AUTOTRASCENDENCIA
La autotrascendencia sería el fin de la “autorealización”, partiendo de que el ser humano de manera espontánea y de manera inquietante busca darle sentido a su propia existencia. Esta existencia es vista desde varios puntos de vista antropológicos, psicológicos y sociales. Sin embargo, cada ser humano tiende siempre a esa búsqueda desde su propia conceptualización y encuentro con el mundo que le rodea. De esta manera el ser humano se convierte en un “buscador espiritual” y lo hace cuando se da cuenta de que su vida carece de sentido y no es satisfactoria, entonces comienza una búsqueda que le permita expandir su conciencia.
Para ir adentrándonos en los conceptos lo primero que tenemos que buscar es el significado de “trascendencia”: es aquello que va más allá o que se encuentra por encima de determinado límite. En este sentido, la trascendencia implica trasponer una frontera, pasar de un lugar a otro, superar una barrera. En la Filosofía, la trascendencia es lo opuesto a la inmanencia. Como tal, el concepto de trascendencia hace referencia a aquello que se encuentra más allá de la conciencia, por encima de sus límites naturales.
En cambio la “autotrascendencia” va más allá de un razonamiento o cuestión mental, es una conexión con el ser dentro de sí, un avance en la optimización de la realización humana, en sus contextos más profundos, como espirituales. Si la autorrealización evoca el fin de un proceso, la autotrascendencia evoca el proceso mismo. Si el hombre tiende a la autorrealización entonces se habla de que busca un sentido a su vida, sin embargo cuando se habla de autotrascendencia el hombre le da distintos sentidos a la misma vida en diversos contextos (Frankl, 1997; Maslow, 1971; Maslow, 1973). La autotrascendencia también se refiere a la capacidad del individuo para ampliar las fronteras personales y orientarse hacia perspectivas, actividades, y objetivos más allá de sí mismo sin negarse el valor del ser en el contexto presente. Es una ampliación de los límites propios: hacia dentro (experiencias introspectivas); hacia afuera (aumento de relaciones con los demás); temporalmente (integrando el pasado, futuro y en el presente) y mediante la conexión con dimensiones que están más allá del mundo perceptible; relacionándose con un propósito de vida para dar un sentido a la misma, como la conciencia de algo o alguien dentro de sí (Reed, 1991; Reed 1992; Reed, 2003; Coward, 2007; Sharpnack, Quintin Griffin, Benders, & Fitzpatrick, 2011).
Es así como a la autotrascendencia se le confieren los niveles más altos y más inclusivos o integrales de la conciencia humana, pues la autotrascendencia busca ir más allá del yo, y experimentar una comunicación más allá del yo a través de experiencias cumbre (Riso, 1996; Koltko-Rivera, 2006). Es así como la autotrascendencia está en un nivel superior capaz de satisfacer la necesidad o sustancia espiritual y aquella que involucra conectarse con algo superior (espacio transpersonal), donde el ser humano goza, disfruta, se enaltece de paz interior. En consecuencia al experimentar un inmenso gozo, la intensa plenitud de una existencia con pleno sentido, sería la completa realización humana, es un camino hacia la sabiduría en donde el mundo queda ampliado en horizontes y donde no conocemos más limitaciones para nuestro entendimiento ni nuestra conciencia. La autotrascendencia se logra para algunos autores en la edad adulta, cuando la desconexión de la sociedad obliga al adulto mayor a encontrarse consigo mismo, a interiorizar y a buscar el sentido a su existencia.
Esta autotrascendencia que aparece en la ancianidad se denomina Gerontotrascendencia y se identifican ocho características dentro la auto trascendencia en el adulto mayor: sentimiento creciente de comunión cósmica con el espíritu del universo; una redefinición de percepción del tiempo, el espacio y los objetos; redefinición de la percepción de la vida, la muerte, y disminución en el temor a la muerte; un sentimiento creciente de afinidad con las generaciones pasadas y futuras; disminución en el interés en la interacción social superflua; disminución en el interés en las cosas materiales; disminución en el egocentrismo, y un aumento en el tiempo dedicado a la meditación. Es una aceptación de la realidad a la muerte inminente, también una protección ante los daños mentales, una conexión con la misma comunidad (Reed, 1991; Tornstam, 1994; Tornstam & Toernsqvist, 2000; McCoy, Pyszczynski, Solomon, & Freenberg, 2000; Aldwin & Gilmer, 2004).
En este sentido la espiritualidad es una búsqueda interna y una observación de lo que rodea al individuo, esta es la capacidad que tiene el ser humano para ir más allá de sí mismo, ampliar los límites personales, buscar un camino espiritual, darle sentido a su vida, conexión con el yo, conexión con los demás, conexión con el espíritu del universo y encontrar significado de la propia existencia.
Es Pamela G. Reed, que propone un modelo que permite construir una serie de marcos conceptuales para orientar el trabajo de las enfermeras en el cuidado de los pacientes. Su teoría de la autotrascendencia se basa en dos principios:
El primero que afirma que los individuos somos sistemas abiertos que fijamos nuestros propios límites conceptuales.
El segundo supuesto teórico, se asumía que la autotrascendencia era una parte integrante del desarrollo.
Los conceptos teóricos fundamentales de la teoría de Reed son:
La vulnerabilidad, que es la conciencia que tiene una persona de que es mortal. Esta conciencia aumenta durante el envejecimiento o en etapas del ciclo vital cuando aparece una enfermedad, un traumatismo o una crisis.
La autotrascendencia se refiere a las fluctuaciones que tienen lugar en la percepción de los límites que hacen que las personas se extiendan más allá de sus puntos de vista inmediatos y restringidos sobre sí mismos y el mundo.
Bienestar significa “sensación de plenitud y de salud, de acuerdo con los criterios que cada uno tenemos de lo que es la plenitud y la salud”.
Para Reed, los factores moderadores-mediadores son variables personales y contextuales, que pueden influir en relación existente entre vulnerabilidad y la autotrascendencia, y entre la autotrascendencia y el bienestar. A partir de los tres conceptos básicos, la autora desarrolló tres proposiciones fundamentales. La primera expone que la autotrascendencia es mayor en las personas que tienen que hacer frente a todo lo relacionado con el final de la vida. La segunda expone que los límites autoconceptuales están relacionados con el bienestar. Y la tercera, que dependiendo de su naturaleza, las fluctuaciones que se producen en los límites autoconceptuales influyen de forma positiva o negativa en el bienestar a lo largo de todo el ciclo vital.
Si bien “la autotrascendencia” es un concepto muy complejo que depende en gran medida de la visión del mundo que tenga cada persona. Hay autores que exponen que la autotrascendencia no se hereda, sino que se modifica a lo largo de la vida a medida que maduramos, y está influenciada por nuestros procesos de aprendizaje.
Sin embargo, Dean Hamer (2006), codifica una secuencia genética, la VMAT2 que está relacionada la “autotrascendencia”. Este gen se está vinculado con una proteína que tiene por misión empaquetar las diferentes monoaminas, que están ampliamente distribuidas a lo largo y ancho de todo el sistema nervioso central (SNC) y también por todo el sistema nervioso periférico (SNP). Básicamente, son neurotransmisores que cuentan con diversas funciones de neuromodulación, lo que significa que reciben y liberan material sináptico, el cual contiene información para cada una de las complejas actividades que realizamos como seres humanos.
Resulta insólito que sustancias como las monoaminas, pese a su tamaño microscópico, puedan regular funciones tales como la atención, los estados emocionales y las funciones viscerales, dado que las tres anteriores características son fundamentales para la vida de cada persona. Esto quiere decir que sin la actividad de control guiado que ejercen las monoaminas sobre la dopamina, no podríamos ejecutar una adecuada función motora, lo que nos impediría realizar tareas como jugar al futbol, enhebrar una aguja o escribir. En cuanto a la monoamina conocida como serotonina, es famosa por estar directamente vinculada en la vida onírica (sueño), los estados de reposo (los microsueños) o los momentos en que “estamos en las nubes” pese a estar despiertos. Además, la serotonina tiene una fuerte influencia sobre el movimiento fino y grueso y en aquellos aspectos que demarcan todas nuestras respuestas conductuales, cognitivas, afectivas y emocionales). Según este autor es este Gen nos predispone para la autotrascendencia y para la espiritualidad, y es otro punto de vista en el que nos hace ver que la autotrascendencia puede estar en nuestros genes.
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